Sugiero-y predico con el ejemplo- que en la medida de lo posible, mantenga cada cuál correspondencia por carta, postal, ... eso es, manteniendo vivo el sentido de aquello que reza el decir "de mi puño y letra". La carta constituye ocasión para el detalle, el afecto, y la personalidad, por cuanto es un tiempo invertido, y unas lineas tatuadas únicas e inimitables, expresión de carácter, y bonito modo de mantener la relación, sobretodo en lo referente a lejanías amistades.
La carta ha en si, ese "qué" nuestro ireemplazable, y que como tal, la hace grata tanto en el hecho de recibirla como enviarla.
Supone, escribir cartas hoy, conservar una magnífica costumbre, costumbre reacia al tempo y al modus de la técnica, así como a la impersonal impronta que hoy se da por natural en todo intercambio de información, que no es ni mucho menos ni humana ni comunicación.
Supone, escribir cartas hoy, conservar una magnífica costumbre, costumbre reacia al tempo y al modus de la técnica, así como a la impersonal impronta que hoy se da por natural en todo intercambio de información, que no es ni mucho menos ni humana ni comunicación.
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