jueves, 21 de febrero de 2008

VARA DE AVELLANO


En vistas de esta pródiga ráfaga de inspiración, que vuestras mercedes parecen experienciar, dada la inminente profusión de escritos, aúnome a la empresa en esta suerte de tiroteo abierto ya. De todos es sabido, la voluntad política-y no sólo voluntad- actual del PRISOE -los ladrones de turno que circunstancialmente "mandan"- de imponer un modelo exclusivo de laicismo, sumisamente desprovisto de personalidad, y para mayor gloria aberrante, manifiestamente multiculturalista. Ello, sugiere a bote pronto, dos reflexiones que acuden casi de inmediato: Por un lado, la desfachatez a la par que vomitivo buenrollismo que calza y tan al alza, tanto como vacío es su continente y pernicioso el contacto de la piel con el mismo. En segundo lugar, una relativa incredulidad para con el mapa de nuestra educación, eso es, el futuro de este pueblo. Dado que esta aseveración acaso peque de tópica, o general incluso, integro con justicia el matiz propio que precisa la expresión; y es que no es cuestión de analfabetismo, como tampoco de carencia de medios,-no es concesible justificación alguna a la vergonzosa precariedad de las aulas- hay que penetrar pues, donde circula la sangre de la cuestión. En esta linea asalta con violenta claridad que los niños crecen ante un horizonte y una cultura que les instan a conquistar una adolescencia, y no menos, convidándoles -condenándoles tal vez al lastre de una patología- a eternizarla. A los hechos me remito, y por el respeto que me exijo a mi, y profeso a ustedes, no abriré la puerta a los ejemplos. Ahora bien, en tanto que arrojo esta cuestión, expreso una inquietud, y en tanto que llevo puesta mi-imprescindible- vacuna contra la democracia y la progresía, suscribo y declaro con nitidez; es por ello que frente al olvido de lo más obvio, en esta incomprensible extinción del sentido común, conmino a no olvidar el sentido de la educación, pues es el período de tiempo en que el niño debe aprender a ser hombre, eso es, el valor de lo que no tiene precio, la dicha de cuidar lo que se ama y de sentir que los clásicos son eternos, así como que la autoridad no proviene de la letra, sino del proverbio de sus padres, el cachete del abuelo, el sol de los mediodias de domingo, aprender en definitiva,... de espaldas a la contaminación de quienes le pretenderán persuadir de que es un DNI apto y hábil para el consumo, un hombre libre.

Escritos breves II


Carente de ambages asumo los improperios del lumpenpopulacho, los denuestos cifrados en su incapacidad voraz por percibir cualquier atisbo de pureza, por comprender más allá de su asfixiante individualidad. Que mi lugar sea el infierno: que sobre mi recaiga el arrinconamiento, el vapuleo y la injuria de aquellos que sufragan en la armonía democrática. Que mis actos y mis ideas sean adalid de la intempestividad, fortuna desdichada y eternamente condenada. Que mis palabras socaven del Hades farfullas que estremezcan la ramplonería, pues pocos son los que se atreven a descender, y aún menos los que yacen en él. "Que el cielo exista aunque nuestro lugar sea el infierno". Asumo la mezquindad de un mundo agonizante que ladra afónico, asumo su putrefacción y la hago mía, porque estoy dispuesto a expiar los pecados de aquello que otrora brilló. La religión se ubica en el sacrificio; la trascendencia se consigue con la renuncia y yo renuncio a ser ciudadano de hoy y me desheredo, y lo hago en mi inocente amor por la humanidad, en un difuminado anhelo que me conserva pío: "Tiene usted que amar como yo he amado y odiar como yo he odiado antes de ser la cosa remota que se llama religión y cuyo otro nombre es el sacrificio humano" (Chesterton, Four fautless fellons o El club de los incomprendidos)

martes, 5 de febrero de 2008

Escritos breves I

Necesitamos guerreros

Necesitamos guerreros porque hay una lucha. Necesitamos soldados porque hay una guerra. Batallas por el futuro de Occidente y de la Humanidad a partir de la necesidad de recuperar el pasado perdido. Aunque ese pasado sea solo una quimera, un sueño y una utopía idealizada. Recuperar la necesidad, recuperar la espiritualidad.

Pueden haber adulterado nuestras relaciones, nuestros deseos y nuestros recuerdos.

Pueden haber falseado la historia, las historias y las leyendas. Pueden haber roto nuestra relación con la Divinidad, vanamente porque se sustenta en la fe. Pueden haber tratado de hacernos creer que hemos perdido la fe.

Pueden haber y han hecho demasiadas aberraciones y barbaridades en nombre de la razón de los débiles.

Puede que sí, que estemos prácticamente perdidos.

Pero nunca habrán quebrado nuestra voluntad y siempre conservaremos el poder autentico que nos otorga la divina naturaleza de nuestra esencia intemporal y eterna.

lunes, 4 de febrero de 2008

Una de perros y de hombres sin bozal....


"Se avecina decrépito un tiempo que será impotente para la autenticidad, un desfile soso que ya no será vivir, unas razones pobres que ya no serán amor, unas criaturas que ya no serán hombres, sino mera excreción de la vida"
A todos los que no confundimos la libertad con lo liberal, y quienes asumimos las lógicas medidas que el Estado dispone para limitar el ejercicio de la estupidez humana, y así el deterioro de lo que a esta por derecho no le corresponde en absoluto mancillar, a los que tenemos sentido común en definitiva; Pues bien, a aquellos que conformamos tal estofa de gentío, no deja de inquietarnos y de calentarnos la sangre según que cosas. Sin ir más lejos, y para muestra un botón, deben saber -a nivel informativo, pues los hombres libres suelen ser sordos a la norma por la norma- que ser un peregrino, montañero, o viajero a la usanza medieval, es algo que desvela hostil e inverosímil , para la gran mayoría, para la ciudadanía, para la paranoica y genéticamente esclava siempre mayoría. Refiere un servidor, a la imposibilidad "legal"- que no real- de plantar una tienda en plena noche, cuando el cielo ya no dispone al caminante de medios para la continuación de su viaje. Es tristemente manifiesto, que sin billetes en el bolsillo, las bienvenidas son austeras, si más bien justamente hay que reconocerlas inexistentes. Si acaso hay casas cerca, un montañero deviene en peligroso foráneo que inminentemente debe ser extraditado de la zona. Para tales efectos, las fuerzas garantes de la libertad-a quién todos pagamos católicamente su soldada- nos convidan con chulería, amenazas y talante oficial a dejar de ser soñadores, o hacerlo en su calabozo. La tierra tiene propietarios, y la prohibición traje legal. Creanme caballeros que pocas noches ha, una patrulla recorría caminos de la Girona interior a la captura de dos hombres que pretendían acampar en una desértica zona, cobijarse del frío, en un espacio de escasos metros ocupados por unos sacos de dormir y unas mochilas. Ni que decir tiene que si bien por fuerza desmontóse la tienda, ahí se durmió en espartano vivac, con dos cojones manque no se quisiese la presencia de tan extrañas figuras. La policía -primero Policia Local, luego Mossos- no avistaba dos hombres abiertos espontaneamente a la aventura de viajar, sino extraños a identificar, a expulsar, posible molestía a los vecinos, su momento de heroicidad civil, de patética y sabuesa gesta. Por fortuna no ha valido la anécdota pulmonía ninguna, pero si desde luego ha alimentado si cabe más la obstinación de quien se estuvo reprimiendo la risa en el asunto y no piensa dejar estas andadas. Todo ello es alegórico, una metáfora de que no existe el romanticismo a medias tintas, un reflejo de la deshumanización, de la era de control y esclavitud que tanto se celebra de Desarrollo. "Camping" decían, "el calabozo ya verás si es caliente para dormir","toma previsiones",....lástima que miremos con ojos distintos lo que nos envuelve, porque me queda corazón y unas chirucas que me exigen más retos, así que a lo mejor otra noche nos volvemos a ver la cara. Es gracioso como se me antojaba entredientes una expresión muy al uso en el norte, txakurras... A riesgo de tan grotescos y cómicos encuentros, estimo conveniente seguir saboreando en las noches de montaña, el silencio del hombre y el misterio de las estrellas coronando la velada, porque esos recuerdos no los puede robar nadie, como todo aquello que nos hace sentir vivos.