miércoles, 30 de abril de 2008

Enlace

En la linea-que tampoco peca de abusiva en este nuestro espacio- de ofrecer algún enlace, remito a un artículo que en un par de minutos se esgrime lúcido y sencillamente claro. Avísoles a vuestras mercedes que no es información la que ha el escrito, muy despareja a nuestra línea ni que "aporte" en sentido propio, un inmenso grano a la suma que todos confomamos; mas no sobra tampoco....

http://www.nodulo.org/ec/2003/n011p13.htm

Saludos intempestivos

Un entremés:
"Al final, ¿Qué es el progresismo? La ideología burguesa decadente en la que ha desembocado la llamada «izquierda» del Estado del Bienestar, en el vacío, en el nihilismo pasivo previsto por Nietzsche. El progresismo es la demencia senil o enfermedad de Alzheimer de la izquierda. Quiero aquí declarar que me refiero con el término «izquierda» a algo que nació en 1789 y murió en 1991. Hoy no tiene sentido alguno hablar de izquierda/derecha. Sólo tiene un valor motivacional en boca de los demagogos progres."
L

viernes, 11 de abril de 2008

Descensus ad inferos

En cierto libro, bueno, sublime, malo o peor, leí que a menudo la relación que el lector sostiene con los personajes literarios cuyas peripecias, anhelos, infortunios y desconsuelos le mantienen en vigilia, suelen ser más estrechas, sinceras, gratificantes y por qué no proferir la palabra prohibida, puras, que la mayoría de las amistades espacio-temporales impelidas por la vicisitud del destino y plagadas de subterfugios y lugares comunes. El lector escudriña en las vísceras de su interlocutor, en las entrañas de Stavrogin, de Fabrizio del Dongo, de Hamlet, de Max Estrella, de Gregor Samsa, y le escolta en una travesía de renglones, símbolos, letras y azar que no son más que el medio de comunicación por el que se vinculan, del mismo modo en que el sexo es el medio mediante el cual se llega a la consumación del amor en una pareja, un medio burdo y espurio que tan solo empuja, que tan solo conecta: una alcahueta.
Una relación si acaso más honda se establece con la obra, especialmente con aquellas totémicas y pavorosas, aquellas cuya esencia radica en lo catársico, en el enfrentamiento del que irremisiblemente, en caso de sobrevivir, se sale transformado o más bien desencajado; aquellas cuya potencia de poder expresarse en el espacio se manifestaría como guerra nuclear, peste o Apocalipsis. No es habitual, por ventura, toparse con libros capaces de vapulear tu alma y manipular tu esencia cual ángel de la muerte. Cuando esto sucede se produce el silencio, un silencio que te acompañará de por vida, un hueco tal vez colmado por algo inexpresable que no molesta, no incordia, una especie de radiación atómica imperceptible que altera tu sustancia, trepida los cimientos. Como Ulises, Eneas, Orfeo o Marlow, he descendido a los infiernos dantescos, al corazón de las tinieblas. He viajado por lugares que, mudos, me chirriaban los tímpanos, lugares desérticos que ululaban blasfemias, lugares sin nombre transcritos en lo inasible, un viaje a lugares de ultratumba de los que se sale mutado. Un Descensus ad inferos cifrado en un nosequé, en un 2666.
Todavía no sé en que medida me ha afectado, y probablemente uno nunca se acaba de dar cuenta de los trastornos ocasionados: si realmente el cáncer tendrá metástasis o por el contrario será un quiste fácil de desechar. ¿Y qué posee una obra para causar tales estragos?:
"¿Qué expectativas eran éstas? Bubis no lo sabía, ni le importaba saberlo. Ciertamente no eran expectativas sobre su buen quehacer literario, algo que puede aprender a hacer cualquier ecritorzuelo, ni sobre su capacidad de fabulación, de lo que no tenía dudas, ni sobre su capacidad de inyectar sangre nueva en la aterida lengua alemana... Pero no era eso. ¿Qué era entonces? Bubis no lo sabía aunque lo presentía, y el no saberlo le producía el más mínimo problema, entre otras cosas porque tal vez los problemas empezaban al saberlo, y él era editor y los caminos de Dios de cierto sólo eran inextricables" (Bolaño, 2666)
En la nota a la primera edición se nos dice que de no haberle importunado Tanatos habría concluido la obra con el siguiente final legado por su alter ego y narrador de la novela: "Y esto es todo, amigos. Todo lo he hecho, todo lo he vivido. Si tuviera fuerzas, me pondría a llorar. Se despide de ustedes, Arturo Belano". Hago mías sus palabras y usurpo sus vivencias, pero no como el lector pusilánime pavoroso de la realidad que erige una vida en la ficción, sino como el valiente que osa descender a sus vastos infiernos y deleitarse con las lenguas de fuego.

sábado, 5 de abril de 2008

Escritos breves III



Asomarnos desde la barrera al fresco que esboza la sinfonía de los tiempos, permite toparse en primer lugar, con un chirrido impertinente, alérgico al silencio, y si permanecemos atentos, presenciamos el "operar" de toda una sofisticada máquina, que gobernando cuál virus las venas de un organismo(concibiendo a la cultura spenglerianamente) asesta a la que es nuestra yugular su colmillo conversor. Conversor, en tanto que no focaliza su atención sino a un individualismo ("religiosamente"), que bien vale unos higiénicos matices, dado que si el caso no sea enjuiciar el individualismo, si sea acaso dejar bien claro que individuo no implica individualidad, y a nuestra realidad histórica me remito. Evola llega a considerar a la civilización moderna como la más esclava par excellence, manque en honor a la verdad, reacios a la Modernidad y a su protento de invento, el Estado, los encontramos sin necesidad de rompernos mucho los sesos, desde el anarquista Thoreau, hasta Jünger (La emboscadura) o el mismo Rousseau, en su apología sin complejos de los mismisimos espartanos. Al lío. Debemos conceder por fuerza la evidencia de que cada civilización se construye a y por una clase de tipo, y a tales efectos se ve legitimado el siguiente fragmento de Aurora : "Vemos surgir actualmente la cultura de una sociedad para la cual el comercio es el alma, en la misma medida en que lo eran la competición deportiva personal para los griegos antiguos y la guerra la victoria y el derecho para los romanos... El que se dedica al comercio evalúa todo sin crearlo, y lo evalúa según la necesidad de los consumidores, no según su necesidad propia más personal....ante todo lo que se produce pregunta por la oferta y la demanda, para así fijar el valor de una cosa..." Una cultura deshumanizada (ello afecta incluso al arte, como ya supo ver Ortega y Gasset)Una cultura de carácter tal inspira vergüenza al paladar de la sensatez, mas es el orgullo que pregona el gesto vital de Occidente con su modus vivendi, eso es, la caducidad de lo auténtico, y el arrinconamiento de lo virtuoso por definición-por minoritario, genuina y genialmente minoritario. Esta visión democrática-no entendida a la griega, sino gregariamente- del cosmos produce (el estado ciudad produce a sus engranajes-ciudadanos) especificidad, productividad,dinero, recreo, eso es, un árbol de magnitud tal, que suele impedir que se vea el bosque, paisaje apto tan sólo, para una minoría, en esa porción de aire donde cabe respirar como hombre y sentirse vivo, saludable, a millas de la palabra "consumo" "precio" o "asociación". La criatura moderna participa de "ser destinada", lo que la priva de si misma,
de Dios, de la experiencia del milagro...


El héroe no es el burgués formal y obediente, cumplidor de sus obligaciones. Héroe sólo puede ser el individuo que ha hecho de su noble y natural obstinación su propio destino. Destino y talante son términos que expresan un mismo concepto, dijo Novalis. Pero sólo el heroe tiene el valor de asumir el propio destino.




Eigensinn Herman Hesse