jueves, 21 de febrero de 2008

Escritos breves II


Carente de ambages asumo los improperios del lumpenpopulacho, los denuestos cifrados en su incapacidad voraz por percibir cualquier atisbo de pureza, por comprender más allá de su asfixiante individualidad. Que mi lugar sea el infierno: que sobre mi recaiga el arrinconamiento, el vapuleo y la injuria de aquellos que sufragan en la armonía democrática. Que mis actos y mis ideas sean adalid de la intempestividad, fortuna desdichada y eternamente condenada. Que mis palabras socaven del Hades farfullas que estremezcan la ramplonería, pues pocos son los que se atreven a descender, y aún menos los que yacen en él. "Que el cielo exista aunque nuestro lugar sea el infierno". Asumo la mezquindad de un mundo agonizante que ladra afónico, asumo su putrefacción y la hago mía, porque estoy dispuesto a expiar los pecados de aquello que otrora brilló. La religión se ubica en el sacrificio; la trascendencia se consigue con la renuncia y yo renuncio a ser ciudadano de hoy y me desheredo, y lo hago en mi inocente amor por la humanidad, en un difuminado anhelo que me conserva pío: "Tiene usted que amar como yo he amado y odiar como yo he odiado antes de ser la cosa remota que se llama religión y cuyo otro nombre es el sacrificio humano" (Chesterton, Four fautless fellons o El club de los incomprendidos)

2 comentarios:

ayax dijo...

Saludos en cortesía,
Apunto a la reflexión arrojada una observación que juzgo nada desdeñable: Medir a un hombre, pasa por considerar su capacidad de sacrificio, renuncia y potencia autodisciplinatoria, eso es, aquel gesto por el que libremente compromete su libertad a y con lo que estima por sagrado, deviniendo en la praxis(con su conducta), en muestra de verdad de aquello a qué consigna su corazón. La fe es por definición un camino empedrado de lucha y la lucha es el sentido de habernos aquí latiendo en este "hic et nunc", luchar es lo menos que nos exige el hecho de amar. Es esta la experiencia por la que plenos, conquistamos nuestro lugar en el mundo, y religiosamente, empuñamos manque muchas veces embainada, nuestra espada siempre presta.

Abiertamente cerrado, un saludo intempestivo.

Mitus dijo...

Salud i fuerza camaradas.

Ante todo anunciarles que siento mi espíritu elevarse alto, y es precisamente por el hecho de leer los vigorosos escritos que encierra este blog. Hay mucha dinamita y acaso también veneno para las mentes destrozadas, hijas de la era de la incubadora.

Barclay de Tolly:
No esperaba menos de usted en cuanto al escrito en cuestión, y, ciertamente, esta obra de Caravaggio haría estremecer hasta las mismísimas rocas. No me atrevería a poner en duda, dada su erudición en todos los campos del saber, que habrá profundizado en el escrito del danés Kierkegaard acerca del sacrificio de Isaac.

En tiempos donde ya no existen ni el honor, ni el respeto a tus "iguales", donde se considera de mal gusto comportarse con un mínimo de educación, donde se han ridiculizado los modales, en los que abunda el irse arrastrando cual insecto desequilibrado de un lugar a otro..., donde ya no se sabe ni donde ir, donde ya ni tan solo tenemos una puerta a lo místico y religioso de la existencia, más, donde ya no hay agallas para plantarle cara al sentimiento de elevación y de trascendencia porque son considerados paranoicos,... ¿no es ahora, camaradas, cuando más fuerte deberíamos asestarle un guantazo a todo muerto viviente que nos rodea?

Sin compasión, puesto que la vida es lucha y el partido no va a perder la guerra.