jueves, 18 de octubre de 2007

Una luz francesa, de Rousseau a los Iguales...



"Mercaderes e industriales no deben ser admitidos a la ciudanía, porque su género de vida es abyecto y contrario a la virtud" Aristóteles

A mi parecer, y tengo por seguro que tambien para el de aquellos que sitúan en jaque la visión moderna y simpatizan o tantean con mayor o menor grado de fe con los postulados pre modernos e incluso arcaico-clásicos, nunca está de más hacer mención , presentación pública o abierta apología de aquel pensamiento o autor que fundamenta y más aún, pasionalmente se adscribe sin ambigüedades-como corresponde a un hombre- a esta(nuestra) causa. La causa del corazón, de la voluntad de eternidad, la de los nostálgicos y la de los peligrosamente lúcidos y fieles a su intolerancia. Pues bien sabemos que el haber criterio, justa y necesariamente aboca a la selección, eso es, a abrazar lo que nos riega de grandeza las venas, y a despreciar aquello que nos priva, degrada o esclaviza. Previamente situadas las cartas sobre la mesa ya, y presto a desnudar la causa particular que motiva estas palabras, comienzo:

Sin duda desconocido, y para mi el primero hasta no hace mucho, existe un compendio de páginas paridas por Rousseau, "Discurso sobre las ciencias y las artes" cuya fuerza y claridad no se merecen menos que una porción de respeto en nuestro blog. Entre otras maravillas y lindezas, agrede sin miramientos la desnaturalización gradual que ocurre a los hombres por cuanto sientan en el trono de la virtud al lujo, la mezquindad y las máscara de las apariencias, ello es, cuando ocurre la degeneración de la cultura en su grave y auténtico sentido.Cuando la cultura cesa su sentido de puente ascendente y asume el caracter de fría, distante e insipida ociosidad, lejos del hombre, aunque devorándolo en sus telarañas de la sofisticación...
"El hombre de bien es un atleta que se place en combatir desnudo, desprecia todos esos viles ornamentos que estorbarían el uso de sus fuerzas, y que en su mayor parte solo se han inventado para ocultar alguna deformidad".

Entre lineas, se resbala por la reflexión acerca de qué es el conocimiento, y hasta que punto es pernicioso el dejar comer del pastel mas de lo que toca, a la "ambición intelectual" es decir, a la monstruosidad contra el ingenio y saludable saber que garantiza y sirve a la supervivencia, y que goza además, de la autoridad de la costumbre. Hablando de pueblos tales como el germano, suizos, romanos... fieles a su tosca funcionalidad, simplicidad e inocencia intacta Rousseau matiza mayúsculamente que "no es por estupidez por lo que éstos prefirieron otros ejercicios a los del espíritu. No ignoraban que en otras comarcas hombres ociosos pasaban su vida disputando sobre el soberano bien, sobre el vicio y la virtud, y que, razonadores orgullosos,ototrgándose a si mismos los mayores elogios, confundían a los demás pueblos bajo el nombre despectivo de bárbaros" . Sin duda, nuestro camarada francés parecía padecer fuertes arcadas en intuir la senda del bienestar a la que marchaba su mundo,una senda que tan poco humana y tan reacia al vigor vital era, y que con sus afeminadas formas, se adueñaba de los pueblos y linajes, antaño baluartes de la más nítida nobleza. No perdamos atención a la expresión que se erige en este juicio, nada peyorativa, de feliz ignorancia, clave para apostar en un camino auténticamente liberador y que tan bien se amuebla a esa "fórmula de mi felicidad" que mencionó Nietzsche consistente en "un si, un no,una linea recta, una meta..." Una felicidad cuya localidad respira entre la tensión, la lucha, y la fuerza enderezada hacia una obra, a la manera de un samurai, un pastor austero de la Roma arcaica y rústica, a la manera de un Igual en Lacedemonia.... Y no es precisamente avaro en elogios Rousseau refiriendo a estos mismos, aunque modestamente no diré lo que otro(Rousseau) ha expresado con mejor oratoria. Dice así: "¿Olvidaré que fue en el seno mismo de Grecia donde se vio alzarse esa ciudad tan célebre por su feliz ignorancia como por la sabiduría de sus leyes, esa República de semidioses más que de hombres? ¡Tan superiores a la humanidad parecían sus virtudes! ¡Oh, Esparta! ...Mientras los vicios guiados por las bellas artes se introducían en tropel en Atenas, mientras un tirano reunía en ella con tanto cuidado las obras del príncipe de los poetas, tú expulsabas de tus muros las artes y los artistas, las ciencias y los sabios.....

Atenas llegó a ser morada de la urbanidad y del buen gusto, el pais de los oradores y de los filósofos...es de Atenas de donde han salido esas obras sorprendentes que servirán de modelos en todas las edades corrompidas. El cuadro de Lacedemonia es menos brillante. Allí, decían los demás pueblos, los hombres nacen virtuosos, y el aire mismo del país parece inspirar la virud." Sobra añadir nada, y en esta linea, al calor de estas palabras, podemos acercarnos-si conserva paciencia el camarada o lector- a nuestra vecina y jamás obviable Roma, doy fe de que no tiene desperdicio lo que reflexionó al respecto este autor de la Ilustración(?). "Roma se llenó de filósofos y oradores; la disciplina militar se descuidó, se despreció la agricultura, se abrazaron sectas y se olvidó la patria...Hasta entonces los hombres se habían contentado con practicar la virtud, todo se perdió cuando comenzaron a estudiarla." Claro queda, que pocos amigos albergaría hoy nuestro "bon ami" quién como toda persona madura y de mirada no contaminada, no podía sino echar pestes sobre la abstracción, el relativismo, el aula densa de intelectualismo de salón que se cernían ya con hedor en su siglo. El conocimiento debe ser ante todo, una arma o herramienta en el campo de batalla que es el devenir vital, y no menos, y ahí radica su autoridad, fundamento de valor. Una última referencia me quiero conceder, e invitar a leerla con solemnidad y no con menos respeto, pues contrapone dos visiones cruciales, inevitablemente úno esta a un lado u otro de la frontera: "De sus habitantes-espartanos- no nos queda más que la memoria de sus acciones heroicas.¿Tales monumentos valdrán para nosotros menos que los curiosos mármoles que Atenas nos ha dejado?" Cada cuál, respóndaselo ante el espejo.


Esperando que el artículo haya suscitado alguna, manque mínima reflexión, y despertado almenos, una simpatía, exotismo o curioso interés por el personaje en cuestión, me despido con la voluntad de no haber robado vuestro tiempo sino haber resultado un justo precio.


Saludos

2 comentarios:

Van der Mordor dijo...

Herr, debo admitir q su disertación de tinte rousseauniano ha generado en mí una seria reflexión sobre el olvido de la acción práctica en detrimento de la especulación. Evidentemente esto debe acabar desembocando en planteamientos posmodernos, en los que, mientras los teoricos intentan alcanzar sus falos con sus nicotinadas bocas, se llegan a soltar sentencias del tipo "el placer del ego ensimismado en la alteridad difusa de la dialectica post-estructuralista".
Desolador.
Lo cual acaba por someterme en la convicción sobre la absolutas necesidad de volver a otorgarle su importancia primigenia a la acción.
Me sobreviene cierta sonrisa al imaginarme a un teórico recitando una conferencia sobre su ensayo apocalitico mientras de fondo aparece un combatiente con unos testiculos de burro en la mano y se los introduce en la boca )a modo de atentado estético) mientras pronuncia la siguiente frase "esto es una acción"

ayax dijo...

En efecto, por eso es importante distinguir entre pensadores e intelectualillos, cuya abismal diferencia radica en la honestidad, así como un sincero conocimiento de la condición humana. Al final, todo este panorama no deja de ser la coherente consecuencia de una visión democrática de la cultura.
Podríamos hacer una lista negra de autores perniciosos, aunque me temo que sería laaaaaargaaa...
Al final, cualquier pardillo se ve con derecho a cuestionar, e incluso hace de ello su orgullo y actitud. Este es el problema de dar credibilidad a la cultura que nace del seno de una barriga llena, tema que merecería un artículo en este blog no?....He pretendido salvar la memoria de Rousseau, pero sobretodo la reflexión (moral?) de la digna Esparta VS. la vergonzosa Atenas.
Agradeciendo su comentario, reciba un cordial apretón de antebrazos a la romana.

Saludos