domingo, 7 de septiembre de 2008

En "imperativus intoletanti"


A la sazón del vergonzoso estado de las cosas, del sonrojo que arranca de entre lo sano este esperpento entre el que navega la Actualidad, incrústanse con legítima justicia mi siguiente declaración, que no manifiesto, sino prédica del ejemplo, y apología del silencio versus toda controversia dialéctica o voluntad de conversión vía "debate". La desigualdad manifiesta que por naturaleza rige la diferencia entre hombres no admite así, la existencia real de la razón, sino el abuso y confusión demostrados que de la misma se derivan, eso es, esa abstracción y alimento de pusilanimidad vertebradas en derecho y libertad. Caballeros: es así. Por lo tanto, en espada blandiendo y sin humildad alguna con respecto a mi especie les digo:
-No existe el hombre de clase, sino clases de hombres, cuyo espíritu no es encarcelable a la mera frontera que supone la cobardía gregaria.
-La neutralidad es un acto, y el pacifismo un resguardo ante el calor de la virtud de la valentía, y vive Dios que sólo ansía tratados de paz la fría sangre impotente, de boca adiestrada y aférrima enemiga del sacrificio.
-Gente con gente dicen, si?, hombres y gente dice servidor.
-Frente al vicio de discutir, la virtud de imponerse, y en ello si que estriba el hecho del carácter y la solidez de la personalidad. La solitaria firmeza de una roca milenaria.
-El guerrero no se asocia, trázase camino en la oportunidad de las aperezas, el guerrero comulga o coincide y halla el respeto a si mismo en ello, a su inconformidad con respecto a la semejanza.
- Lo extraño es, por contra del decir snob, la evidencia de que no hay sentido común sin prejuicios, y por ende, constatar que no hay discurso relativista y liberal, sin un ingrediente generoso de hipocresía.
-El ocio es un peligroso invitado para el que no hay cuartel en el hogar de la cultura. Así, el hedonismo no es jamás un termómetro de salud sino un índice de dejadez por si mismo. (nuestra civilización malconcibe hoy el concepto de placer, relevando su lugar verdadero en la militia que es vivir)
-La extinción de deber y vergüenza son proporcionales a la prescindibilidad de la vida humana en la sacra tierra.
Reflexiones poco reflexivas, sin rencor y con sincera voluntad de compartirlas para con la piel de mis iguales, un canto a que recuperen y promuevan entre ustedes y lo que acecha, la grandeza del porque sí.


(P.D: ilustración que corresponde a la obra "árbol solitario" de Caspar D. Friedrich)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"No existe el hombre de clase, sino clases de hombres, cuyo espíritu no es encarcelable a la mera frontera que supone la cobardía gregaria"...


"Frente al vicio de discutir, la virtud de imponerse"

¿Cómo te impones a otra clase de hombre? ¿Cómo te impones a otro valiente?

Anónimo dijo...

Un buen blog, por otro lado. Enhorabuena Xavi y los demás a los que no tengo el gusto de conocer...

ayax dijo...

Don Carlos, le agradezco el comentario sincero:
"No existe el hombre de clase, sino clases de hombres, cuyo espíritu no es encarcelable a la mera frontera que supone la cobardía gregaria"...

Existe una ontologia de igualdad, más allá de las directrices ideológicas y de lo denominamos corporativismo. Es esa igualdad en la que la enemistad no mengua el respeto, y qué categorialmente gravita por igual entre la relación con un camarada y con aquél a quién se hace la guerra.
La virtud es algo que se conquista, no resoluble ni con mediaciones discursivas, retóricas o contemplativas; y en ese sentido es una oportunidad de verdad, de actualización, explosión y crecimiento de lo mejor de cada hombre, dónde ética y libertad no están lejos, y la voluntad marca huella frente a lo voluble.
"Frente al vicio de discutir, la virtud de imponerse"
La imposición es una actitud, un gesto beligerante ante el rumiar vergonzoso, y reconocer así, la realidad bélica de lo que nos rodea, que exige praxis, intransigencia y postulados antidemocráticos.
P.D:Lamento la posible densidad de la respuesta, no menos que la extensión, si bien de todos modos, le debía a usted una respuesta con justicia a las preguntas formuladas.
Un saludo en diestra.