miércoles, 7 de noviembre de 2007

Lectura: PUERTAS DE FUEGO


Saludos sinceros,
Si me concedeis el permiso de tomaros unos minutos, os convido a una recomendable lectura, que ni os regalará indiferencia, ni se desvelará como una historia en minúsculas. Bien pongo la mano en el fuego que si os sumergís en la "novela", en cuestión de sustrato y relato no descubrireis menos de lo que esperais, y el fuego que a todos os pueda atravesar las venas, hallará-literariamente-satisfechas sus exigencias.

No soy dado a la cita de libros para reportar autoridad a lo que postulo, y menos aún a la acumulación de datos por el extraño "honor de saturarse de cantidad"; antes bien, me gusta recomendar con el corazón y apelo a un criterio selectivo, de poco, bien deglutido y selectamente escogido. Tambien, -y cierro aquí esta "justificación" o colección de premisas que me motivan al cometido de esta entrada- soy alguien abierto, y ello es la razón de que terminara con el libro entre mis manos, a sugerencias literarias. Siempre escucho presto, cuando la fuente que me los recomienda me merece respeto.(obviamente ni que decir tiene que todas las opiniones no son ni iguales, necesarias ni deseables) Finalmente, para sorpresa mía, fue mi mujer la que me lo regaló, y vaya si acertó.
El libro en cuestión se titula "Puertas de fuego" cuyo autor es Steven Pressfield, obra del cuál podría decirse que navega entre el género de la épica y a mi juicio, transportando durante el viaje dosis reales de pensamiento y reflexión. Suscita reflexión por cuanto entregarnos a la historia enfrenta-a quién más y a quién menos- con un paisaje arcaico, de olores auténticos, de trascendencia, mitología, y de conductas ejemplares, o si más no, siempre cercanas al abismo de los limites, donde siempre confluyen miedo, guerra, amor, tensión, deber, pasión, muerte....y siempre, el hombre. Como hago saber a vuestras mercedes, la historia nos envuelve en una cautivadora niebla, encerrándonos en el fascinante mundo antiguo.

El título de la obra ya augura por dónde se derrama la trama, pues hace clara alusión al paso de las Termópilas. Aún así, nadie conciba por ello una novela que es crónica de una guerra, no, sencillamente nos acercamos a Esparta, en un sentido más vital, de "caliu", con la cercanía de la rutina, y la parla de las anécdotas, desde la redacción rigurosa y medida de lo qué se dice, y mediante una prosa ágil y "dinámica", sin fórmulas facilonas, ni tópicos ni piruletas.

Un gran libro caballeros, exquisito y recomendable para amigos. Épica en estado puro, pero siempre ajena de fantasía ... siempre desde la ruda realidad y desde la nobleza de los sentimientos, que no del sentimentalismo.

Ahí queda, y con ello la garantía de mi palabra.

Salut i força

1 comentario:

ayax dijo...

Espero se cree con esta entrada precedente, y los miembros podamos sugerirnos unas lecturas.
Saludos intempestivos