lunes, 12 de noviembre de 2007

Ejemplares de gimnasio

Es mi intención, e intenciono, la de hacer unos breves cometarios (siempre, objetivos y contrastables), sobre uno de los espacios “mas de moda” de nuestra preciada sociedad. Si señores, si, quiero referirme al gimnasio, aquel espacio donde se forjan musculaturas desde la proteinidad para los fines mas dispares.

Dentro de estas paredes constituidas por la robustez de las “máquinas” se pueden encontrar animales de diferente calaña, incluso me atrevo a decir que de diferente especie.

Tenemos por un lado al “hombre total”, es decir, aquel que se sabe de la importancia del físico como algo histórico, prácticamente desde la antigüedad griega. Dicho ejemplar humano rebosa músculo por los cuatro costados, ejecuta los “ejercicios” con suma precisión y depurada técnica. Algo bello de ver. Se pasea por el gimnasio como si fuera su casa, creo que preferiría ir desnudo por varias razones, entre ellas para demostrar que allí dentro no es ningún tiburón de las finanzas, sino un ejemplar de la naturaleza admirable. Normalmente posee una dieta severa y domina a la perfección el vocabulario y los conocimientos necesarios para la vida en el gymnos: “máquinas, series, repeticiones, oblicuos, inferiores, superiores, cuadriceps, isquiotibiales, bíceps, tríceps, dorsal, batidos, hidratos, pausa de minuto y medio, decathlon, y un largo etcétera. Puede que en “el mundo exterior” sea tendero, camarero o ingeniero, en realidad nadie lo sabe, lo que esta claro es que allí dentro es uno de los reyes. Un triunfador de vida sexual agitada pero selectiva, puede tener momentos de altiva autoestima en los que puede llegar a masturbarse mirándose el bíceps constreñido.

En contraposición al “hombre total” se deja ver por allí el “pusilánime incorregible”. De dudoso éxito sexual, tímido y bien proveído por un arsenal de arapos “recién comprados” (camisas lisas, zapatos nike, toalla de nh hoteles, chándal ellesse de los 90, gafas y un perfecto peinado estilo “raya al lado”). Dicho ejemplar pretende reconciliarse con la carne que lo constituye después de una larga vida de estudios que le han proporcionado un buen empleo, pero claro, con un trabajo y una corbata no basta para follar, así que se apresura al gimnasio con la intención de correr durante dos horas, hacer 1500 ejercicios de pesas y 900 abdominales para “estar en forma”. Evidentemente al salir del recinto se zampa 10 croissants de chocolate, 3 menús de mcdonalds y un heladito. Con lo cual el pobre pusilánime no consigue alcanzar el cuerpo de aquella revista que le compro su mujer insatisfecha, la cual aprovecha las horas de gimnasio para follarse uno de sus jóvenes alumnos de inglés, robusto, viril y con potencia sexual. En “el exterior” es considerado un triunfador laboral, puede llegar a chupar pollas superiores mientras babea. Sin embargo dentro del gimnasio es lo que era en la escuela, un perdedor, un objeto de abusos que se deja recomendar por el “hombre total” mientras se minimiza su pene y se constriñe su escroto.

El periodo de vida de dicho ejemplar en el gimnasio suele ser de una semana. Vota a CIU, es “buena persona”, y tiene apadrinado un niño en Zaire por 1 euro al día.

Se dan más grupos de mamíferos que acuden al gimnasio, entre ellos el mío caracterizado por cierto interés en la forma física, interés que se ve colapsado en cuanto empieza la sesión de “fit yoga” en la que nos embobamos admirando madres y jóvenes moviendo el trasero. En ese punto perdemos el norte y nos armamos de grandes dosis argumentativas para próximas masturbaciones. Bastante más endebles que “el hombre total” podemos llegar con los años a:

A) el estadio hombre total

B) estadio “físico aceptable”

C) continuidad en estudios (masteres, doctorado...): “pusilánime incorregible”.

D) Cárcel por violación.

Sin embargo la tesis que subyace a mis tesis sociológicas en el ambiente del gimnasio son las siguientes: El darwinismo no solo es materia académica sino que tiene su ejemplificación más clara en el gimnasio. Solo los más aptos duran largas temporadas en el gym y su triunfo es absoluto. Los ejemplares débiles van cayendo por momento, o en su defecto alcanzan el nivel de “hombre total”. Cabe mencionar que en el mundo civilizado el darwinismo esta obsoleto, hospitales, medicinas, políticas sociales… dan fe de ello. Sin entrar en consideraciones valorativas concluiré que en la “jungla del gimnasio” hay algo muy digno: el “esculpirse a uno mismo” (parafraseando un camarada) a base de sufrimiento, disciplina, y sin esteroides, hormonas o operaciones de 5000 euros en “corporación dermoestética” hacen del gimnasio un espacio loable, a veces contaminado, pero loable.



5 comentarios:

ayax dijo...

Excelente artículo camarada, reflejo sin duda de su integración con este ecosistema. El gymnasium es de esos focos, que sin atender a ciertas toxinas que como todo tiene, conserva entre sus paredes el espíritu de superación, la voluntad de disciplina y la virtud espartana de constituirse apto en un régimen "igualitario".
Sútil reflexión; se agradece trobarlo a usted de nuevo por aquí, pues ya tardaba en publicar sus investigaciones.
Un sincero saludo vigoréxico

Barclay de Tolly dijo...

Como miembro del Partido, los "hombres totales" me muestran un respeto incluso incómodo: se apartan al pasar, cuando requiero la máquina en la que ejercitan su musculatura se levantan prestos con humildad y resignación, me secan el sudor sin yo pedirlo, me relajan con friegas al terminar las sesiones y se despiden como reses a las que se les perdona la vida. Pero a mi eso me come el rabete: el gymnasium conserva entre sus paredes un cúmulo de taradismo inusitado.

Por la salud mental, clausura de gimnasios

ayax dijo...

Clausura de idiotecas replico yo.
Solo le sugiero reflexione vuestra merced dónde y cómo en una época como la nuestra, puede recobrar el orgullo del cuerpo alguien sino es en un gymnasium. Salvando deshonrosas excepciones, el gimnasio-como cualquier deporte atlético y de fuerza- es crucial para conservarse hombre hoy en dia, frente al sedentarismo y el apoltronamiento de charla en los cafes, frente al olvido de la vida, frente a la victoria de lo virtual...SI AL GYMNASIUM

Barclay de Tolly dijo...

La ignominiosa precariedad mental de los usuarios habituales al gymnasium, seres podridos con estultos anhelos de horeterismo estético, es un hecho empírico y contrastable. La fauna que deambula, alienada, por las salas de máquinas, suele responder a serios problemas de autoestima y confianza que suplen con el incremento impúdico de la masa muscular. No nos engañemos, el gimnasio actual poco tiene que ver con el sentido de equilibrio que le otorgaban los griegos; hoy en día su uso atiende a sospechosas modas y a desarrollar el taradismo del débil. El cuerpo, la mente, y valores tales como el esfuerzo, la camaradería, el honor, orgullo… se ejercitan con los deportes de toda la vida (fútbol, atletismo…) que cada día más, tienden a ser relegados por el infame uso del gimnasio.

ayax dijo...

No creo que la precariedad mental-no menos grave que la física por cierto- así como problemas mentales y de autoestima, sean patrimonio exclusivo del ambiente de gymnasium. Es mas, suelo encontrar gente vital, sencillamente narcisista y sin ganas de complicarse la vida, cuando voy a vivir la poesia de la musculación. Por otro lado, ya me dirá usted pues, quienes son y donde estan esos lumbreras que hacen sombra al gimnasta.
Finalmente, el uso a la griega del trabajo en un gimnasio no lo priva nada ni nadie, sólo el criterio de uno mismo. Valores que usted nombra, no veo que por definición sean antónimos del ejercicio gimnástico.(el futbol es tan moda, y reune a una coleccion de gilipollas mayor aun si cabe)
Su crítica, si me lo permite, desprende cierto intelectualismo.