sábado, 28 de marzo de 2009

Perder la persperctiva

o El barco que zozobra

Nos hundimos lentamente. Nos hundimos lentamente en un estado de apatía y comodidad. La vida, empero, exige compromiso, atención y lucha.

Compromiso en tanto que devoción y respeto hacía el maravilloso don recibido, y la necesidad de su conservación y excelencia.

Atención al paso del tiempo, a los cambios que se dan y, sobretodo, a aquellos cambios que únicamente se dan en apariencia.

Y, por último, lucha. Porque la lucha es acción, es energía desplegada con valentía y orgullo. La lucha es asumir que la vida no es fácil pero es hermosa aunque reine el conflicto diario.

La vida merece ser vivida con orgullo, con la frente muy alta. Hay que pensar que hasta la montaña más escarpada puede, y debe, ser vencida por el escalador. Y cada vez observo menos estos rasgos en esta sociedad corta de miras y huérfana de eternidad que zozobra cada vez más.

1 comentario:

ayax dijo...

Adolecemos de una herencia bastarda que nos violenta entre el autodesprecio y el afán victorioso, entre la necesidad de mantener la vergüenza y esculpir un humilde sacrificio total, en pro de otras venas, y otros hombre, que siendo los mismos, sean nuestros mejores, los más bellos hijos, eternos portadores de nuestra memoria.
Salve don Remora, gratificante y realista exposición. Un saludo